martes, 24 de abril de 2012

Cuenca como ciudad imaginada


Si toda ciudad es siempre imaginada –en razón de que nadie puede tener una visión total de ella- la posibilidad única que tenemos los ciudadanos para transformar a Cuenca, es a partir de un nuevo imaginario, de aquel que sea la representación deseable del espacio en el que queremos vivir. En este contexto, debemos soñar, pensar y sentir cuál es la Cuenca en la que queremos vivir, en razón de que todos los ciudadanos somos responsables por el devenir de nuestra ciudad.

Cuenca, en este momento, nos demanda la identificación de un nuevo imaginario, aquel que permita tanto a las autoridades como a todos los ciudadanos, transformarnos en los protagonistas de un proyecto en el que la dignidad y el buen vivir se conviertan en el santo y seña de la conducta cívica.

Para Bernardo Toro, la ciudad es una acumulación de energías que se manifiestan por el tipo, cantidad y calidad de las transacciones que permiten crear condiciones para que la gente cambie. Pues, a mayor variedad de opciones, mejores posibilidades de calidad de vida y de respeto a los derechos humanos, lo cual implica entender a la ciudad como el más importante bien público, cuyo destino nos compete y nos conviene a todos.

Cuenca históricamente ha crecido a la par con la voluntad y con el esfuerzo de sus habitantes. Lo que hoy es nuestra ciudad como destino cultural, turístico, artesanal, urbano, en una palabra, como un destino humano, mucho tiene que ver con el tesón, el trabajo y el sacrificio de sus habitantes.

Seguramente Cuenca solo existe en el imaginario de sus habitantes, de cada uno de nosotros. Solo existe en la ilusión de las historias aún no contadas, en el recuerdo de crónicas que esperan ser escritas. Sí, Cuenca solo puede quedar como una ilusión o puede convertirse en un desafío, en una realidad creada en cada instante, en una pasión de vida que debemos asumir cada uno de nosotros, como ciudadanos auténticos pues como dice la filósofa española Adela Cortina, un ciudadano auténtico es un ciudadano “que es su propio señor, el que no es siervo, el que no es vasallo, y menos aún esclavo. El ciudadano es protagonista de su vida, autor de su propia novela, aquel al que no le escriben su biografía.”

Hoy por hoy, en razón de los logros alcanzados en distintos ámbitos –y que son reconocidos a nivel nacional e internacional- se hace indispensable reforzar la voluntad de seguir adelante, para que la educación, la cultura, el sistema de justicia, el deporte, la producción, la planificación urbana y el desarrollo humano en Cuenca, fortalezcan el sentido de identidad y potencien la autoestima cívica.

Estos desafíos – dentro de los cuales se inscribe la presente publicación que recoge los resultados de la Primera Encuesta de Percepción Ciudadana de la Calidad de Vida en Cuenca en el año 2011- deben ser aprovechados para una reflexión profunda del significado que tiene nuestra ciudad y del desafío permanente que significa hacer de Cuenca un destino, un compromiso y una pasión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario