Los cuencanos debemos disfrutar del
hecho de vivir en nuestra ciudad. Al mismo tiempo debemos ejercer el derecho de
participar a través de formas directas y representativas en la elaboración,
definición, implementación y fiscalización de las políticas que apunten a
fortalecer tanto la equidad de la acción pública como la transparencia,
eficacia, autonomía de los gobiernos locales y
de las organizaciones sociales. Para ello se requiere de un ejercicio ciudadano
de seguimiento periódico y sistemático a los cambios en la calidad de vida, con
énfasis en el cumplimiento de los principios constitucionales, de los planes de
desarrollo de los gobiernos locales y demás instrumentos de planificación que
están vigentes.
Este es el importante papel que nos
corresponde a los ciudadanos, como integrantes de la sociedad civil: ejercer distintas
formas de monitoreo y control ciudadano de la acción de los gobiernos locales
en todos los niveles y, más que nada, proponer y participar en políticas
públicas que mejoren la calidad de vida y permitan avanzar en pos de una ciudad
más justa, democrática y sustentable. Los ciudadanos, todos los ciudadanos,
debemos convertirnos en una fuerza social activa, con capacidad de asumir el desarrollo
de procesos que permitan hacer que Cuenca se convierta en un bien público, en
un ámbito de realización plena de los derechos, libertades y obligaciones. Solo
así se podrá alcanzar la dignidad y el bienestar colectivo de las personas en
condiciones de igualdad, equidad y justicia.
Pues, todos los ciudadanos y
ciudadanas tenemos el derecho de realizarnos de manera integral en los ámbitos político,
económico, cultural, social, ecológico. Y, a partir de ese derecho, aportar
creativamente en el permanente proceso de co-crear la ciudad.
Sin pretender desconocer el papel que
debe cumplir en este sentido la Municipalidad de Cuenca, es indispensable destacar
también el rol que le corresponde a la sociedad civil en términos de
corresponsabilidad ciudadana- en el proceso imperioso de re-pensar a Cuenca
como un espacio de inclusión y de integración social, de realización de la ciudadanía y de los ideales
democráticos, de identidad colectiva y de respeto por la diversidad cultural y
biológica, en fin, “la ciudad como la expresión de una humanidad diferente.”
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